La sencillez:
 

La sencillez de ninguna manera significa ramplonería o vulgaridad; se refiere a la forma de expresarse con palabras apropiadas para el nivel de comprensión del lector que deseamos interesar en nuestro texto, sin embargo desarrollar esta cualidad puede ser de lo más complicado. En términos generales se aplicaría qquí la famosa norma de la Navaja de Brown, término científico inspirado en los trabajos de Von Brown, utilizado para designar el aforismo que reza: "la solución más simple es la correcta" y, para asegurarnos de aplicarla correctamente, podemos someter nuestros textos al siguiente examen:

¿Escribo con términos que no comprendo del todo y tengo alguna duda de lo que significan?

¿Hay palabras que uso sólo porque están de moda o para lucir mi amplia cultura?

¿Hay expresiones ambiguas o confusas?

¿Me esforcé en complicar el texto para que aparente tener un alto nivel intelectual o para oscurecer y dificultar su lectura?

¿Uso palabras extranjeras que podría sustituir con términos en mi propio idioma?

Si contestaste afirmativamente alguna de las cuestiones anteriores... ¡Cuidado! Estás faltando a la básica norma de la Navaja de Brown., cuya función es, precisamente, cortar por lo sano.

La precisión es una cualidad que no admite verborrea inútil: no escribimos para llenar cuartillas, sino para expresar lo que queremos compartir con los otros. Nada más. Requiere, por supuesto, un rigor lógico en las ideas, para garantizar que hemos sido precisos podemos someter nuestro texto al siguiente análisis:

¿Utilizo los términos adecuados en los lugares adecuados?

¿Estoy consciente, al utilizar un sinónimo, que los sinónimos son palabras con significados
parecidos, pero nunca iguales?

¿Es clara la idea principal?

¿Las ideas secundarias la complementan o sólo están de relleno o, peor, complicándola?

¿Cada uno de los párrafos constituye una unidad por sí mismo?

¿Cada capítulo constituye una unidad por sí mismo?

Si hemos respondido a todas las preguntas afirmativamente lo más probable es que vayamos por buen camino y estemos redactando un texto que posea una alta precisión. De cualquier forma, siempre es recomendable releer lo escrito cuantas veces sea necesario para asegurarnos de este particular.